Una guerra comercial más incierta

Fte. El economista

El Gobierno de China desmiente sus palabras y responde a EEUU con sus mismas armas, después de que Washington rompiera la tregua en la guerra comercial, decretando una nueva subida de aranceles sobre productos chinos. Pekín abandona el discurso conciliador y anuncia más tasas sobre exportaciones estadounidenses por valor de 60.000 millones.

La consecuencia inmediata fue perniciosa, ya que ahondó las caídas que las bolsas mundiales sufren en mayo. Con todo, no es éste el efecto más grave que cabe temer de la tensión. Incluso puede afirmarse que, con el Euro-Stoxx a tan solo un 3 por ciento de sus soportes, la corrección abre un escenario de compra después de la fuerte subida que la bolsa europea acumuló desde enero. Ahora bien, más allá de las oportunidades que, a corto plazo, se intuyen en el mercado, lo cierto es que la guerra comercial entra en un escenario difícil. Con su alza de aranceles, China deja claro que resistirá el pulso del presidente Trump.

Es así posible que Pekín se reafirme en la negativa a cambiar su legislación para eliminar trabas a la inversión extranjera. Por su parte, EEUU afronta una situación compleja en Asia, ahora que Corea del Norte reactiva sus maniobras militares. Sin embargo, nada indica que Trump tenga prisa por llegar a acuerdos, a más de un año de distancia de las elecciones presidenciales de 2020.

En un contexto así, hay muchas probabilidades de que la reunión de ambas potencias en el G-20 sea inútil. Es cierto que las dos partes aseguran que mantendrán abierta la negociación. Con todo, el hecho de que un posible pacto pueda demorarse sine die crea una incertidumbre capaz de lastrar la marcha del PIB mundial y de los mercados en el segundo semestre.

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