La crisis de Francia amenaza a su vecino más frágil: Bélgica contiene la respiración para evitar el contagio

Fte. El Economista

Los vaivenes en los mercados de deuda en medio del agudizamiento de la crisis política y fiscal de Francia han resucitado los temores a un contagio en la eurozona. Aunque de momento lo ocurrido parece más un pellizco de aviso de los vigilantes de los bonos (los grandes tenedores de deuda que aprietan el botón de vender si dudan del rumbo fiscal de un país) que un naufragio en toda regla, no faltan los análisis que buscan a la siguiente 'víctima' en la región toda vez que la 'ficha' de Francia se tambalea. Como 'hijos' de la todavía breve historia de la eurozona, tan marcada por las crisis, lo tentador es buscar entre los que muchos años han sido los 'sospechosos habituales': especialmente Italia, pero también Grecia, España y Portugal. Sin embargo, el eslabón más débil no parece estar ahora entre los una vez maliciosamente llamados PIGS (siglas de estos países en inglés y cerdos en el mismo idioma), sino en la 'esquina' superior de Francia.

No es ningún secreto que las finanzas de Bélgica llevan tiempo en una senda poco recomendable, pero la aceleración de los acontecimientos en Francia ha hecho poner el foco sobre las cuentas de su vecino. "La caída del Gobierno francés está ensombreciendo la estabilidad social, económica y política de la segunda economía más grande de la zona euro. Los observadores externos no podrán apartar la mirada de lo que está sucediendo en los demás países de la zona euro, con el riesgo de que los temores sobre Francia se extiendan a otros eslabones frágiles de la zona euro. En este caso, es más que probable que el foco de atención recaiga sobre Bélgica, que comparte con Francia el último puesto de la clasificación en cuanto a déficit público", introduce Philippe Ledent, economista de ING, en un informe de esta semana.

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